El verdadero coste económico de los desastres naturales: más allá de las pérdidas visibles
- Christian Lara
- 9 jun
- 2 Min. de lectura
Cuando un desastre natural ocurre, el impacto va mucho más allá de los daños materiales. El golpe financiero sobre las personas y las comunidades es profundo, silencioso y muchas veces invisible para los seguros tradicionales.
El artículo publicado por Los40 aborda una realidad crítica: el impacto económico real de los desastres naturales es mucho mayor de lo que las cifras iniciales suelen mostrar. No se trata solo de casas dañadas o autos perdidos, sino de empleos interrumpidos, negocios cerrados, cadenas de suministro rotas y servicios comunitarios que colapsan.
En muchas ocasiones, los seguros tradicionales se enfocan únicamente en reparar lo visible: infraestructura, vehículos, maquinaria. Pero ¿qué pasa con los días sin vender, el transporte que se detiene, los alimentos que no llegan, las familias que deben abandonar su hogar temporalmente? Son pérdidas reales, aunque no estén siempre en un dictamen de daños.
Según el artículo, la falta de mecanismos eficaces para cubrir estas consecuencias financieras genera desigualdad y agrava la recuperación. Las personas con menos recursos tardan más en levantarse, lo que impacta directamente en la cohesión social y el tejido económico local.
Análisis desde Wilma:
En Wilma sabemos que proteger a las personas no se trata solo de reponer bienes. Se trata de darles herramientas para recuperarse en lo inmediato. Por eso nuestra membresía no busca reemplazar al seguro tradicional, sino complementarlo con una solución clara, rápida y solidaria.
Pagamos en 20 días, sin letras pequeñas, para cubrir lo que realmente afecta: los gastos extraordinarios, la pérdida de ingresos, la pausa forzada en la vida cotidiana. Porque como bien muestra el artículo, el costo invisible de los desastres necesita respuestas visibles.
Nuestro modelo de cobertura por ciudad y enfoque comunitario responde precisamente a eso: a la urgencia de reconstruir no solo estructuras, sino vidas.




