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México frente a la tormenta: una temporada de huracanes 2025 que pondrá a prueba nuestra resiliencia

Con hasta 18 huracanes previstos entre el Pacífico y el Atlántico, México enfrenta un escenario climático desafiante donde prepararse ya no es opcional: es una responsabilidad compartida.



México se prepara para una de las temporadas de huracanes más activas y complejas de los últimos años. De acuerdo con la Secretaría de Marina (Semar), se espera la formación de al menos 18 ciclones tropicales con potencial de impacto directo en costas nacionales, incluyendo el Pacífico y el Atlántico. La temporada comenzará el 15 de mayo en el Pacífico y el 30 de junio en el Atlántico, extendiéndose hasta finales de noviembre.


Los pronósticos revelan que, en el Pacífico, podrían desarrollarse diez huracanes, seis de ellos clasificados como fuertes (categorías 1 y 2) y cuatro como intensos (categoría 3 o superior). En el Atlántico se estiman ocho huracanes, divididos en cuatro fuertes y cuatro intensos. No es solo el número lo que preocupa, sino el contexto meteorológico que los impulsa: la transición a una fase neutra del clima tras el fin de La Niña crea condiciones de inestabilidad que pueden detonar eventos extremos como lluvias intensas, sequías y olas de calor, dependiendo de cómo interactúen otros factores regionales.


Este fenómeno es impredecible por naturaleza, y su impacto no se limita a lo ambiental. En un país donde muchas zonas costeras carecen de infraestructura resiliente y donde millones dependen del turismo, el comercio local y la pesca, un huracán puede significar el cierre definitivo de negocios, la pérdida de empleos y una recuperación lenta que no todos pueden permitirse.


Estados como Baja California Sur, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo y Veracruz figuran entre los más vulnerables, no solo por su geografía expuesta, sino también por la falta de preparación estructural y el rezago en planes de contingencia. Enfrentar esta temporada no es solo cuestión de meteorología: es un reto social, económico y comunitario.


Aquí es donde Wilma cobra un sentido transformador. Nuestro modelo de suscripción no es un seguro tradicional; es una plataforma de protección colectiva que permite a personas, negocios y comunidades anticiparse a la crisis. Al elegir tu monto de indemnización desde antes de la temporada, garantizas que —si un huracán impacta tu ciudad— recibirás un pago sin trámites complejos, sin tener que demostrar daños, y justo cuando más lo necesitas: rápido, claro y útil.


Wilma no reemplaza las alertas meteorológicas ni los protocolos de emergencia, pero sí cierra una brecha crítica: la económica. Porque sabemos que el verdadero desastre empieza cuando ya pasó la tormenta y no hay con qué reconstruir. Por eso creemos en una comunidad que se cuida entre sí, en la resiliencia como un esfuerzo compartido y en el poder de estar preparados juntos.


Ante un 2025 marcado por la incertidumbre climática, la diferencia entre resistir y colapsar no estará solo en los pronósticos, sino en las decisiones que tomemos hoy. Y la decisión más poderosa es la de no enfrentar la tormenta solos. Únete a Wilma. La resiliencia también se suscribe.

 
 
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